Periodista: Berny Jiménez.

¿Alguna vez se ha subido al tren del amor demasiado pronto? Antes, el viaje del matrimonio empezaba temprano. “A los 19 ya alguien se consideraba una solterona”, “yo me casé a los 23 y llevo 43 años de casada”, “la gente antes tenía más madurez que ahora”, esas son algunas de las consideraciones en la calle.

Un estudio publicado en la revista National Marriage Project asegura que los matrimonios entre los 28 y 32 años tienen menos probabilidades de divorciarse, tomando en cuenta que el desarrollo cerebral de un joven no se alcanza a los 20 años; por eso, el estudio afirma que las uniones de este tipo después de los 30 son más exitosas (ver nota completa en el video adjunto).

“Las decisiones a largo plazo son más realistas después de los 30 años, mientras que hoy en día la superación personal y profesional está siendo desplazada por los jóvenes”, señala Jessica Arce, psicóloga.

La edad ha cambiado: en los años 90, los costarricenses se casaban a los 23 años; y en el 2010, subió a los 27.

“En mi caso, yo nunca me casé y hoy vivo como una adulta mayor libre”, asegura Angélica Alarcón, una madre soltera que nació en Guatemala y ha vivido varias veces en Costa Rica.

Su hija asegura que a pesar de notar una sociedad machista en Costa Rica, en Guatemala la situación es peor: “De mis amigas, solo una está casada, las demás vivimos más felices viajando y pasando tiempo entre nosotras, que somos como una familia”.