En San Juan de Turrialba, Cartago, vive Francisco Camacho, conocido cariñosamente como “Chico”, un hombre de 92 años cuya vida ha estado marcada por la conexión con la tierra y una rutina tan peculiar como admirable.

Todas las mañanas, Camacho sigue el mismo ritual: su desayuno consiste en la yema cruda de un huevo, algo que ha hecho durante gran parte de su vida. Sin embargo, lo más sorprendente de su historia no es su inusual alimentación, sino el hecho de que él nunca ha usado zapatos, ni siquiera para trabajar en el campo.

Esta tradición la heredó de su padre, quien también andaba descalzo por las montañas de Turrialba (ver nota completa en el video adjunto). 

“Chico” solo asistió al primer grado de la escuela, ya que desde pequeño se dedicó al trabajo agrícola. 

Tras su peculiar desayuno, se monta en su yegua y se dirige al campo. Su habilidad para ensillar al animal es digna de admirar; lo hace con la destreza de alguien que ha vivido toda su vida en contacto con la naturaleza.

Hace ocho años, este hombre enviudó, pero sus cuatro hijos se aseguran de que no le falte nada. A pesar de los cuidados, él no deja de trabajar ni un solo día. El campo es su vida, y mientras tenga fuerzas, seguirá cabalgando descalzo y cumpliendo con su rutina diaria.

Él es un ejemplo viviente de dedicación, tradición y fortaleza, un hombre que demuestra que, a pesar de la edad, el trabajo y la vida en el campo pueden ser la clave para mantenerse activo y saludable.