Ana Isabel será la primera paciente del país que recibirá una médula ósea importada (Ver video de Telenoticias).

Los médicos del Hospital San Juan de Dios decidieron optar por este proceso porque después de muchos estudios, nadie en su familia fue compatible para hacer la donación.

El trámite tiene ya tres años. Esta larga y angustiosa espera ha deteriorado la salud de Ana.

"Tuve un quebranto de salud y ese quebranto me provoca una transfusión de sangre porque mi cuerpo ya no aguanta, ya estamos a las puertas que mi cuerpo no quiere reproducir y no sabemos a qué me atengo sin tener esa médula en el país", comentó Ana Isabel Flores, paciente.

La complejidad del proceso de importación y algunas limitantes administrativas hicieron que la CCSS decidiera buscar un proveedor que se encargara de todo.

Tras una ardua búsqueda, el 13 de diciembre de 2023 se adjudicó el contrato a la empresa, la cual tenía tres meses para realizar el proceso. Sin embargo, cumplido el plazo, la empresa no respondió más y prácticamente desapareció del mapa, así lo indicó la oficina de prensa de la CCSS. Esto dejó a Ana con su salud comprometida.

"La información que me dan los doctores es que la empresa subcontratada que iba a traer ese tejido no contesta, no aparece. Esa fue la respuesta que recibí de ellos. Lamentablemente, quedo entre la espada y la pared porque mi familia no fue compatible y no tenemos esa empresa subcontratada porque ya estábamos a las puertas", añadió Ana, paciente.

¿Qué ha pasado entonces?

Según la CCSS, ante la irresponsabilidad de la empresa, procedieron a solicitar una autorización ante la Dirección de Contratación Pública del Ministerio de Hacienda.

Esta petición que fue atendida y autorizada por única vez y en este momento se está gestionando lo respectivo de forma directa con una asociación llamada Be the match para realizar la importación.

"Yo vengo a solicitar al hospital que por favor se toquen ese corazón, que me ayuden, me encuentro desesperada por escuchar que ya no tengo más oportunidad de vida, es difícil vivir el día a día con una sola pastilla, vivir encerrada, vivir en un hospital, de casa a hospital, estos han sido mis últimos meses", agregó Ana, la paciente. 

Mientras eso sucede, Ana se aferra a su fe para recobrar fuerzas. "Yo sobrevivo porque definitivamente Dios es muy grande, los doctores dicen que no saben cómo estoy acá, a pesar de que me ven físicamente bien, hay un dictamen médico atrás que no lo dice".

Ahora el futuro de Ana depende del esfuerzo de tres instituciones y su interés en acelerar el proceso.