Wilfredo Miranda y Cindy Regidor, para Confidencial Nicaragua

I. Entre 1920 y 1980, y los jóvenes desarraigados

San José, Costa Rica-. Antes de Róger Luque vinieron otros. Llegaon mucho antes de la década del ochenta, cuando el joven huyó del Servicio Militar, durante la guerra entre la contra y el Ejército sandinista. No eran tantos ni salían obligados de Nicaragua. Más bien los atraía el fragor de la United Fruit Company y sus bananos, así como la construcción del ferrocarril en los años veinte. Tampoco fueron los primeros, pero sí quiénes inauguraron los flujos migratorios de nicaragüenses a este país vecino e inevitable. Ciclos que hasta el día de hoy persisten, cada uno signado por las propias particularidades de su tiempo.

Costa Rica es un país de migrantes. Pequeño pero diverso. A finales del siglo diecinueve y comienzos del siglo veinte, el primer flujo de nicaragüenses irrumpió en territorio tico junto a legiones de chinos, indios y jamaiquinos. Todos mano de obra para el enclave bananero, la explotación minera en Abangares y la construcción de la vía ferroviaria.

II. Antes fue 1970 y otro joven

III. La década del 90 y el 2000: De la bonanza al desempleo

IV. Hogares binacionales

Las remesas familiares: el vínculo económico indisoluble