Jeremy Mondragón llegó a la Basílica de Los Ángeles, en Cartago, con un propósito especial: en su mano sostiene una figura de un cerebro que para él representa una promesa cumplida (ver nota completa en el video adjunto).
“Hace un tiempo, tuve una accidente en moto, se me hizo un hematoma y me tuvieron que operar de emergencia. Entonces, hicimos la promesa de que si me curaba, íbamos a venir a traer un cerebrito, para agradecerle a ella”, contó.
Las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento reciben y clasifican los exvotos que se exponen en las vitrinas del Museo del Santuario Nacional, ubicadas al lado de la Piedra del Hallazgo.
“Los exvotos son signos externos, que en este caso pueden ser partecitas de un cuerpo, en promesa de esa petición; la gente, posteriormente, trae ese exvoto para darle gracias a la Santísima Virgen, que es intercesora ante su hijo Jesucristo y ante el mismo Dios”, explicó la hermana Edith Sánchez.
En las vitrinas del museo se aprecian cientos de piernas, corazones y cuerpos completos. También títulos, medallas, alianzas de matrimonio, casas, un barco que representa el rescate de una persona perdida 34 días en alta mar, los tambores de la comparsa de Santa Ana de 1992, la moneda que un niño tuvo atorada en el esófago y hasta una placa del 20 de abril de 1948.
En promedio, se reciben cinco mil exvotos por mes y el número se incrementa en esta época del año. Según Sánchez, no se ha realizado un conteo del total de exvotos recibidos, pero se estima que el número se cuenta en millones.
“Existe un proyecto a mediano plazo para expandir este museo, porque en este momento se tienen en una bodega (específica para esta función) todos esos exvotos que se han recolectado a lo largo de los años”, concluyó la hermana.
Las urnas indicadas guardan millones de historias y tanta gratitud, que hoy se refleja en el rostro de incontables familias, como la de Jeremy, que mira al altar con la certeza de ser escuchada.