Desde un nadador rompecorazones estadounidense de la década de 1920 hasta el famoso saludo del Black Power (Poder Negro) desde el podio, te presentamos algunas de las impresionantes imágenes del nuevo libro The Last Heroes ("Los últimos héroes") que captura los momentos más tensos e históricos de los Juegos Olímpicos.
Cuando las antorchas olímpicas se enciendan en París el próximo 26 de julio, los 206 países participantes darán continuidad a una antigua tradición que fue revivida tras una pausa de 1.500 años, cuando Atenas albergó en 1896 los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna.
Ese evento de finales del siglo XIX, al que asistieron tan solo 241 atletas que corrieron por carriles delimitados por cuerdas y nadaron en la bahía de Zea, es el punto de partida de una nueva historia fotográfica de los Juegos Olímpicos de verano.
Publicado por Assouline, "Los últimos héroes: 100 momentos de leyenda olímpica" rinde homenaje a los atletas olímpicos más extraordinarios de la historia y narra los momentos más inolvidables de cada Olimpíada.
A continuación, se muestran nueve de sus imágenes más icónicas.
1. Johnny Weissmuller posa para el artista John Hubbard Rich (1931)
La última vez que París albergó los Juegos Olímpicos fue en 1924, cuando Johnny Weissmuller, el primer nadador que rompió la barrera del minuto en los 100 metros, ganó tres medallas de oro y una de bronce para Estados Unidos.
Weissmuller, nacido en Hungría en el seno de una familia alemana, era todavía un bebé cuando, en 1905, su familia se embarcó rumbo a Ellis Island, Nueva York, para comenzar una nueva vida.
Retratado en la imagen por John Hubbard Rich para la Competición de las Artes Olímpicas (un evento que se celebró entre 1912 y 1948), esta celebridad que había salido de la pobreza se convirtió en un emblema de la belleza atlética y del sueño americano.
Sus credenciales de galán se consolidaron cuando consiguió el papel principal en "Tarzán, el hombre mono", en 1932, un personaje al que dio vida 11 veces más.
Después de su muerte en 1984, se supo que en realidad en 1924 Weissmuller era apátrida y usó la identidad de su hermano menor para entrar en el equipo estadounidense.
Pero su devoción a EE.UU. nunca estuvo en duda: el senador Ted Kennedy y el presidente Ronald Reagan organizaron un saludo de 21 cañonazos en su funeral.
2. Adolf Hitler inaugura los Juegos Olímpicos de Berlín (1936)
A lo largo de los años, la política ha incursionado con frecuencia en el ámbito olímpico, y las imágenes de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, tres años después del inicio del mandato de Adolf Hitler, crearon un registro inquietante de la demostración de fuerza del régimen en unos Juegos en los que los atletas judíos alemanes no fueron bienvenidos.
El intento de Alemania de utilizar el evento como herramienta de propaganda para celebrar la superioridad aria fracasó debido al entusiasmo del estadio por Jesse Owens, un atleta afroestadounidense de 23 años que ganó cuatro medallas de oro y se convirtió en el héroe de los Juegos.
Como muchos, Owens se negó a hacer el saludo nazi en el podio.
Como Alemania había sido excluida de los Juegos de 1920 y 1924 (después de la Primera Guerra Mundial), albergar la edición de 1936 debía haber sido un punto de inflexión, pero la invasión de Polonia por Hitler en 1939 obligó a una pausa de ocho años en los Juegos Olímpicos, y el país fue suspendido del evento cuando se reanudó, en 1948.
3. Lis Hartel gana la medalla de plata en Helsinki (1952)
En 1952, por fin se permitió a civiles y mujeres competir en eventos ecuestres, una disciplina que hasta entonces había estado reservada al personal militar.
En ese momento, solo la doma estaba abierta a las mujeres y competían con los hombres. Nada de esto disuadió a Lis Hartel, de 31 años, de competir con su yegua Jubilee.
Tampoco su discapacidad. Ocho años antes había contraído polio, lo que la dejó paralizada por debajo de la rodilla. Aunque necesitaba ayuda para montar, su discapacidad desaparecía una vez arriba del caballo y ganó la medalla de plata.
Hartel comentó más tarde : "Lo más difícil fue estar de pie en el podio".
4. Tommie Smith y John Carlos protestan contra la segregación en Ciudad de México (1968)
En 1968, los Juegos Olímpicos de Ciudad de México se convirtieron en una plataforma involuntaria para el Movimiento por los Derechos Civiles cuando los medallistas estadounidenses de 200 metros Tommie Smith (oro) y John Carlos (bronce) subieron al podio y alzaron sus puños con guantes negros, realizando el saludo del Poder Negro en protesta contra la injusticia racial.
Este acto abiertamente político hizo que ambos fueran suspendidos del equipo nacional y enviados a casa, donde enfrentaron amenazas de muerte y abusos.
"Era algo que tenía que hacerse", le dijo Smith a la BBC en 2012. "¿Quería hacerlo? No".
En 2019, el nombre de Smith finalmente se agregó al Salón de la Fama en el Museo Olímpico y Paralímpico de EE.UU. en Colorado, un gesto que reconocía que el acto de rebelión que destruyó la carrera del corredor de 200 metros más rápido del mundo lo había colocado al menos en el lado correcto de la historia.
5. Nadia Comăneci en la barra de equilibrio en Montreal (1976)
Hasta que Nadia Comăneci, de 14 años, de Rumania, se subió a las barras asimétricas en 1976, ninguna gimnasta olímpica había conseguido un 10 perfecto.
Incluso el marcador se sorprendió: no había sido programado para esperar un 10, y en su lugar apareció un 1.00.
Pero si el marcador se quedó perplejo, el público se deleitó, especialmente cuando la colegiala realizó la hazaña una y otra vez, sumando un total de siete 10 y asegurando tres medallas de oro, una de plata y una de bronce.
"Nadie me dijo que nunca antes se había conseguido un 10 perfecto en la historia olímpica", le dijo a CBC Sports en 2017. "Así que simplemente fui a hacer lo que había planeado hacer".
6. Edwin Moses en una racha invicta en vallas en Los Ángeles (1984)
En la foto, en 1984, el vallista estadounidense Edwin Moses se encontraba en la mitad de un reinado de 10 años en el que no había sido derrotado en los 400 metros con vallas.
Su enorme zancada, que requería solo 13 pasos en lugar de los 14 habituales, dejaba a sus competidores atrás.
Cuando su racha llegó a su fin, hizo un cambio inesperado en su carrera y se dedicó al bobsleigh, ganando el bronce con su compañero de equipo Brian Shimer en la Copa del Mundo de 1990.
Pero las vallas siguieron siendo su primer amor.
"Es la prueba número uno para hombres y mujeres en el planeta", le dijo a la publicación de carreras Citius Mag a principios de este año. "Va a ser uno de los momentos más destacados de los Juegos Olímpicos".
7. Florence Griffith-Joyner celebra en Seúl (1988)
La velocista estadounidense Florence Griffith-Joyner trabajaba en un banco y había dejado en suspenso su carrera como corredora cuando el entrenador Bob Kersee la convenció de que volviera a la pista.
Cuando, en las pruebas preolímpicas, batió el récord mundial de los 100 metros por 0,3 segundos, sus rivales sabían que estaban en apuros.
"Flo-Jo", de 28 años, con sus largas piernas y uñas, fue imparable en Seúl, batiendo el récord mundial de los 200 metros dos veces en un día.
Lamentablemente, un ataque epiléptico truncó su vida tan solo diez años después, pero sus récords de los 100 y los 200 metros siguen imbatidos.
8. Usain Bolt domina el sprint masculino en Pekín (2008)
El velocista jamaiquino Usain Bolt, de 1,96 m, arrasó en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, terminando los 100 m, los 200 m y el relevo 4x100 m con zancadas por delante del resto y batiendo tres récords mundiales en el proceso.
Bromeando en la línea de salida y terminando con su característica pose de victoria, conocida como el "To Di World", que más tarde patentó, el carismático atleta pronto se convirtió en el emblema de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Pero 2008 fue solo el principio. El corredor con las zapatillas doradas mejoró sus tiempos y estableció nuevos récords mundiales (inquebrantables) en los 100 m, los 200 m y el relevo 4x100 m.
También se llevó el oro tanto en los 100 m como en los 200 m en los dos Juegos Olímpicos posteriores: una primicia histórica.
9. Ryan Murphy y Caeleb Dressel celebran el relevo combinado 4x100 en Tokio (2021)
A pesar de la presión ejercida por el nadador británico Adam Peaty, el infartante relevo combinado masculino de 4x100 metros permitió al equipo estadounidense establecer un nuevo récord mundial y quedarse con el oro, un título que había ganado en todos los Juegos Olímpicos, salvo en Moscú 1980, cuando EE.UU. boicoteó el evento tras la invasión rusa de Afganistán.
Pero lo que quizás sea más interesante de esta imagen es lo que no se puede ver: las restricciones impuestas por la pandemia habían dejado al estadio sin espectadores, y los atletas y el personal enmascarados eran los únicos espectadores.
Con un retraso de un año y disfrutándose desde la distancia segura de nuestras salas de estar, la llama olímpica de Tokio 2020 trajo un poco de luz reconfortante durante un período oscuro de nuestra historia.
"Los últimos héroes: 100 momentos de leyenda olímpica" de Olivier Margot y Étienne Bonamy es publicado por Assouline.
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