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Una noche fría, cargada de neblina y una llovizna ligera fueron el complemento perfecto para el sonido de Smashing Pumpkins en su segunda presentación en Costa Rica.

Aquel ritual congregó el sábado a una multitud de vampiros —más inclinados por la cerveza que otra cosa— en el Parque Viva, en Alajuela.

Fue a eso de las 8:05 p. m. que el líder de ese culto saltó al escenario para enloquecer a los presentes desde la primera hasta la última fila del anfiteatro. El mítico Billy Corgan emergió de la oscuridad, acompañado de su banda.

Lo hizo a paso lento, como si no fuese una de las voces más icónicas del rock de los 90. Pero vaya presencia la suya, con una suerte de túnica/abrigo negro y botones negros que le llegaba por debajo de la rodilla y unas botas negras, acorde con el montón de darks que habían acudido a la cita para rendirle tributo.

El vocalista y guitarrista del grupo originario de Chicago, en Illinois, Estados Unidos, hasta parecía un cura. Pero cuando se puso al frente del escenario y abrió la boca, eso fue todo menos angelical. De inmediato, las guitarras pesadas de James Iha y Kiki Wong se le sumaron, además del bajo Jack Bates y la batería de Jimmy Chamberlain.

The Everlasting Gaze y Doomsday Clock fueron las primeras piezas del repertorio. Le siguió el cover de U2, Zoo Station.

Luego hubo espacio para éxitos que llevaron a más de uno de los presentes a la rebelde adolescencia. Primero con Today y luego con Tonight, Tonight. En medio de ambas estuvo That Which Animates the Spirits, de una de las más recientes obras de Smashing Pumpkins.

“Hola, pura vida. Somos Smahing Pumpkins y estamos felices de estar de vuelta”, gritó Iha.

Esa muestra es un ejemplo perfecto de una mezcla de lo más nuevo y lo más clásico de la banda, en un repaso que incluyó música de las dos etapas que ha vivido el grupo. También hubo espacio para otro cover, con Landslide, de Fleetwood Mac.

De pronto, el silencio imperó, hasta que la voz de Corgan desató una locura en el público al pronunciar “The world is a vampire” (“El mundo es un vampiro”, la frase que introduce Bullet with Butterfly Wings, pero que también dio nombre a la gira que trajo Smashing Pumpkins de regreso a Costa Rica, a 16 años de su primera presentación en el país.

Ava Adore y Disarm resonaron antes de entrar a la parte final de su presentación y dieron paso a la mayor interacción que Corgan y Iha tuvieron con el público. El primero vio entre la multitud a un hombre con un cartel que decía que era su cumpleaños, por lo que lo felicitó por sus “100 años”, pues los costarricenses “no envejecen”, como afirmó el cantante.

El guitarrista, en cambio, aprovechó para bromear con la lluvia que había incomodado a más de uno de los presentes.

Antes de empezar con 1979, Corgan dio tiempo para que pasara un avión y de seguido puso al recinto musical a corear uno de los principales éxitos de la banda.

Entonces se dio pie a la presentación de los integrantes del grupo, la cual amenizaron con pequeños homenajes a gigantes como AC/DC, Black Sabbath y Led Zeppelin.

Jellybelly, Gossamer/The Spaniards, Cherub Rock y Zero fueron el cierre de una soberbia presentación de Smashing Pumpkins.

El concierto fue organizado por la productora ONE y tuvo como teloneros a los artistas nacionales Priscilla Díaz, Kurt Dyer, The Saint Cecilia y Las Robertas.

“Sabíamos que traerlos a Costa Rica iba a ser un acierto. No nos equivocamos y nos sentimos muy emocionados, pues realmente el evento en general se desarrolló con total orden y el espectáculo fue de muy alto nivel”, destacó el director y productor general de ONE, Juan Carlos Campos.

El evento arrancó a las 4:30 p. m. y se extendió hasta las 10:00 p. m.

A la cita acudieron aproximadamente 15.000 personas, según la organización.

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