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En Cascajal de Coronado, Cristina Valverde Vargas ha llamado hogar a este rincón durante 70 años. A punto de celebrar su centésimo cumpleaños, esta mujer alegre y valiente es un verdadero ejemplo de dedicación y amor por la vida en el campo (repase la historia completa en el video adjunto). 

Las mañanas de doña Cristina, como es conocida, comienzan con el canto de las gallinas. Con esmero, se dirige a su gallinero, donde alimenta a sus aves con cariño. El sonido del alimento cayendo es música para sus oídos, y las gallinas, en su ajetreo, son un reflejo de la energía que ella irradia. Luego de cuidar a estos animales, la tarea continúa con la alimentación de sus siete perros, que la siguen con devoción.

Con una sonrisa en el rostro, la acompañamos a su hogar para descubrir el secreto de su longevidad y su contagiosa positividad, en un ambiente rodeado de fotografías familiares que narran historias de amor y unión. “Mi familia es mi mayor tesoro”, comparte doña Cristina, rodeada de retratos de su esposo, algunos de sus sobrinos y seres queridos.

En una íntima conversación, ella recuerda sus días de juventud y la alegría que encuentra en las pequeñas cosas. “La vida es hermosa, hay que disfrutarla y trabajar con amor”, asegura, mientras señala a su esposo, quien siempre ha sido su compañero en esta aventura.

Valverde, nacida el 21 de noviembre de 1924, es un testimonio viviente de la resiliencia y el amor por la tierra. Su legado se siente no solo en su hogar, sino en la comunidad que la rodea, donde su energía y buen humor han inspirado a muchos.

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