Dejó las aulas para convertirse en maestra de las plantas

En julio de 2016, Marcela Gamboa tomó una decisión que cambiaría su vida por completo. Tras una década dedicada a la enseñanza, decidió cerrar un capítulo y abrir otro muy diferente: el de la jardinería. 

Junto a su esposo, fundó Viveros Tarbaquita en la comunidad de Tarbaca de Aserrí, sin imaginar que el mundo de las plantas se convertiría en su verdadera pasión (ver historia completa en el video adjunto).

Sembrando amor por la naturaleza

Marcela recuerda el momento en que sintió que este era su camino. “Cuando empezamos a trabajar en el vivero y hacer contacto con la tierra, yo dije: hay que probar en esta pasión que estoy sintiendo. Y por eso aquí estamos. El contacto con la naturaleza se convierte en un bálsamo para los dolores del alma”, cuenta con emoción.

Hoy, su misión va más allá de vender plantas. Quiere que las personas aprendan a cuidarlas y disfrutar de su compañía. 

“A mí antes se me morían las plantas, pero conforme fui aprendiendo, descubrí que podía compartir ese conocimiento con los clientes del vivero. Así que decidí enseñarles cómo cuidarlas y romper el estereotipo de que ‘si me llevo la planta del vivero, se muere’”, explica con una sonrisa.

Este año, Viveros Tarbaquita celebra 8 años de abrir sus puertas al público, convirtiéndose en un espacio donde las plantas, la enseñanza y el amor por la naturaleza se entrelazan.