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En Cedros de Montes de Oca hay un mundo en miniatura, compuesto por Arturo González. Él es un comerciante pensionado, quien empezó, antes de la pandemia, a experimentar en hacer dioramas (arte en miniatura muy real), sin imaginar que llegado el COVID-19 sería su válvula de escape para “no volverse loco”, como él mismo afirma.

Su mundo en miniatura es tan real que vuela con su imaginación: tiene desde la casa en la que vivió cuando era niño, con la misma sala donde jugó con las fotos de sus papás, hasta el gran turno de 1969, además del “Cerotal del COVID-19”, un mundo de fiestas relacionado con lo que pasó en la emergencia sanitaria (repase la información completa en la nota adjunta). 

Don Arturo, como es conocido, fue comerciante, tuvo licoreras, bares, pero nada relacionado con el diseño, por eso es que la historia de él nos asombra mucho más.

Asegura que todos sus diseños están acompañados de “Albertillo”, un muñequito que hace relación a un humano para sacar sus perspectivas. Él tiene casi 20 obras de arte en su casa: no las vende, no las regala, son su tesoro.

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