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En el corazón de Zarcero, Alajuela, se encuentra uno de los destinos más emblemáticos de Costa Rica: el Parque Francisco Alvarado. Famoso por sus figuras de arbustos meticulosamente recortados y su vibrante vegetación, este espacio sigue cautivando a costarricenses y turistas por igual. Sin embargo, en los últimos cuatro años, una nueva mano ha cuidado con esmero este tesoro nacional: Víctor Acuña, un jardinero local que asumió el desafío de continuar la obra de su mentor, Evangelista Blanco (repase la nota completa en el video adjunto). 

Por más de cinco décadas, don Evangelista, como era conocido, transformó el parque en un jardín único, moldeando arbustos en formas de animales, figuras humanas y arcos que han asombrado a generaciones. Su fallecimiento, el 27 de junio de 2023, marcó el final de una era, dejando una huella imborrable en Zarcero. Sin embargo, su legado permanece vivo gracias a Víctor, quien trabajó a su lado durante ocho años.

Don Evangelista no solo transmitió sus conocimientos, sino que preparó personalmente a Víctor para continuar con esta labor. “Él confiaba en que yo podría mantener vivo su estilo y dedicación”, comenta quien asumió oficialmente la responsabilidad del parque cuatro años antes de la partida de su mentor.

Un homenaje que une al pueblo

Uno de los mayores anhelos de don Evangelista era ver completada una fuente en el parque. Aunque no logró terminarla en vida, el pueblo de Zarcero decidió rendirle homenaje al construirla tras su fallecimiento. Don Salvador, un voluntario comprometido, lideró el proyecto, que hoy resplandece en el centro del lugar.

Para Víctor, la fuente no solo es un tributo a su mentor, sino también un recordatorio constante de la importancia de mantener el parque como un símbolo de orgullo y unidad para Zarcero. “Cada día que paso aquí, siento que estoy honrando su memoria y dando algo especial a la comunidad”, afirma.

Dedicación y vocación: la vida de Víctor Acuña

Víctor vive a solo 200 metros del parque, lo que le permite estar cerca de su labor diaria. Junto a su esposa y sus cuatro hijos, ha convertido el cuidado del parque en una verdadera vocación. Con esmero y amor por la jardinería, Víctor se asegura de que cada figura conserve el estilo instaurado por don Evangelista, pero también imprime su toque personal en este trabajo lleno de significado.

“Este parque es el alma de Zarcero, y cada planta, cada figura, tiene un significado especial”, expresa con orgullo. Para él, continuar con el legado no es solo una responsabilidad, sino un honor que asume con humildad y gratitud.

El Parque Francisco Alvarado sigue siendo un destino que enriquece la identidad de Zarcero y de Costa Rica. Bajo el cuidado de Víctor Acuña, su belleza y simbolismo se mantienen vivos, recordándonos que, aunque las personas puedan partir, sus obras y enseñanzas trascienden el tiempo.

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