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Mamá de Yuliana Ureña: “Quiero justicia, ese tipo salió de la cárcel a desgraciarnos la vida”
El juicio comenzará el próximo 4 de diciembre. El sospechoso enfrenta cargos por el feminicidio de la joven y por cinco violaciones contra una menor de edad.
Mariela Montero Salazar 1/12/2024 08:00
“Si un día no vuelvo, búsquenme por cielo, mar y tierra. No permitan que me arrebaten la vida; y si llegara a suceder, luchen día a día por exigir justicia”. Estas palabras de Yuliana Ureña, escritas meses antes de su asesinato, impulsan hoy a su madre, Roxana Quirós, a luchar incansablemente por justicia.
El próximo 4 de diciembre comenzará, en el Tribunal Penal de San Carlos, el juicio contra un hombre de apellidos Acuña Sandoval, principal sospechoso del asesinato de Yuliana, una joven de 19 años que fue asesinada en setiembre de 2023 mientras se dirigía al colegio nocturno en Ciudad Quesada. Han pasado 440 días desde el brutal feminicidio.
“Quiero justicia, ella merecía justicia, no merecía irse así. Sé que nada de lo que haga ya me la va a devolver, pero quiero justicia, sacar a ese tipo de la calle, que ya no vuelva a hacer más daño, porque solo salió de la cárcel a desgraciarnos la vida", expresa Quirós, firme ante sus expectativas por el juicio.
La investigación reconstruye los momentos finales de Yuliana, quien fue interceptada por el acusado en un trayecto de apenas 700 metros. Según las pruebas presentadas por la Fiscalía, Acuña Sandoval, de 39 años, la agredió sexualmente en dos ocasiones y posteriormente la asfixió.
Su cuerpo fue hallado un día después por su propia familia, escondido bajo bolsas de basura en un lote baldío.
Roxana Quirós apunta directamente al sistema judicial por haber permitido que Acuña Sandoval, quien ya tenía antecedentes penales, volviera a las calles.
“Ese hombre ya había estado en prisión por delitos similares, pero lo dejaron libre porque hizo unas horas laborales en la cárcel. Ni siquiera le hicieron exámenes psicológicos. ¿Cómo van a dejar a una persona así en la calle?”, cuestiona.
Un informe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), al que tuvo acceso este medio, califica a Acuña como un “violador en serie consciente de sus acciones”. Según el documento, el sospechoso ya había reincidido en delitos sexuales antes del feminicidio de Yuliana.
El abogado de la familia, Alfonso Ruiz, explicó que el acusado enfrenta cargos no solo por el asesinato y las agresiones sexuales contra la joven, sino también por cinco violaciones adicionales cometidas contra otra menor, meses antes del crimen.
“Buscaremos la pena máxima para cada uno de los delitos imputados, eliminando cualquier posibilidad de beneficios penitenciarios”, declaró Ruiz.
Entre las pruebas más contundentes presentadas por la Fiscalía figuran material genético encontrado en el cuerpo de Yuliana y videos de cámaras de seguridad que muestran a Acuña forcejeando con la joven en la vía pública. Estas evidencias permitieron que el caso avanzara con rapidez en la fase de acusación.
Un llamado a la humanidad
Roxana recordó con desgarro el momento en que tuvo que identificar el cuerpo de su hija. “Cuando tuve que reconocer el cuerpo, le pedí a la fiscal que me dijera si era ella. Sabía que tenía un tatuaje que decía ‘David’. Cuando bajó la mirada, mi mundo se derrumbó. Desde ese momento, todo cambió. La ausencia y el vacío son insoportables”, narró.
Además, la madre aprovechó para hacer un llamado a la sociedad. “Falta mucha humanidad. En el lugar donde ocurrió todo, pasaron personas y coches. Si alguien hubiera intervenido, tal vez mi hija estaría viva. Hay que ser solidarios, no pensar que no es nuestro problema. Un simple acto puede salvar una vida”, recalcó.
El caso de Yuliana es un recordatorio del alarmante incremento de los feminicidios en Costa Rica. Según datos del Observatorio de Violencia de Género del Poder Judicial, solo en 2024 se han registrado 21 feminicidios en el país.
La familia de Yuliana espera que este caso no solo lleve al castigo máximo para el acusado, sino que también impulse reformas en el sistema judicial que eviten que agresores reincidentes vuelvan a las calles.