Para Rosie Ruiz, la atleta que ganó la edición de 1980 de la Maratón de Boston, era impensable que se dudara de su triunfo e incluso afirmó: “No tengo dudas de lo que hice y lo voy a demostrar muy pronto”. 

Ruiz, de origen cubano, pasó de ser una completa desconocida a encabezar todos los noticieros de la época, no solo por conquistar la competencia, sino por romper varias marcas y, justo el día de la competencia, levantar sospechas entre los otros competidores. 

Pero su historia se remonta un poco más atrás, cuando ganó un cupo para la carrera en el estado de Nueva York. Ruiz sumó sus primeros minutos de fama por su impresionante rendimiento. 

Cruzó la meta con un tiempo de 2:56:29 sin mostrar una fatiga digna de un tiempo tan importante. 

Su principal aliado para alcanzar la meta no fue el entrenamiento, la motivación o los implementos deportivos que, para otros participantes, resultaban curiosos, sino el metro de la ciudad. 

Susan Morrow, una fotógrafa independiente, declaró que Ruiz tomó una de las líneas del transporte público porque se torció el tobillo y quería ver el final. 

La organización logró determinar que el tiempo se le atribuyó por un error de uno de los voluntarios el día del evento. 

Regresando a la nueva conquista de la atleta, Boston fue el punto clave para descubrir el fraude. 

Ruiz ganó con uno de los mejores tiempos registrados en la historia, 2:31:56, solo cuatro minutos por encima de la marca mundial de la época. 

Para muchos corredores, la sospecha inició con el excelente “estado físico” de Rosie Ruiz, pues la recuperación de la competidora fue casi inmediata, al punto que, durante una entrevista con el ganador de la rama masculina, Bill Rodgers, él estaba con dificultades para respirar, pero ella pudo responder al 100%. 

Fue el mismo Rodgers quien hizo el primer señalamiento a la organización, sin imaginarse que desembocaría en una investigación que involucró a cientos de testigos, fotografías y videos de todo el recorrido. 

La organización determinó que ella nunca pasó por los puestos de control; el testimonio de otras deportistas fue que nunca la vieron en el recorrido y lo que sepultó a la cubana fue el testimonio de espectadores que coincidieron en la descripción de una mujer con ropa deportiva que salió de la multitud para correr los últimos metros. 

El 8 de julio de 2019, Rosie Ruiz falleció a los 66 años, sin confesar su fraude, bajo el nombre de Rosie M. Vivas y con el peso en sus hombros, no del récord que ostentó por ocho días, sino el de ser protagonista del mayor fraude en la historia de la maratón de Boston.