Un descubrimiento desconcertante podría sacudir los cimientos de nuestra comprensión sobre la estructura interna de la Tierra. Un equipo de geofísicos de la ETH de Zúrich ha revelado la existencia de misteriosas estructuras en las profundidades del Océano Pacífico, en lugares donde, según las teorías actuales, no deberían existir.
Utilizando un superordenador para analizar datos de terremotos, los investigadores encontraron zonas que parecen ser restos de placas tectónicas sumergidas en lugares completamente inusuales, un "mundo perdido" en las profundidades del Océano Pacífico, según el comunicado de la ETH de Zúrich.
"Es como un médico que lleva décadas examinando la circulación sanguínea y de repente ve una arteria en la nalga que en realidad no pertenece ahí. Eso es exactamente lo que pensamos de los nuevos hallazgos", explica el profesor Andreas Fichtner, uno de los autores del estudio publicado en Scientific Reports.
Ondas sísmicas: una nueva forma de ver el interior terrestre
El equipo utilizó un método innovador que, a diferencia de los métodos tradicionales, analiza todos los tipos de ondas sísmicas disponibles, y no solo una clase, para crear un modelo de alta resolución del interior terrestre. Similar a una ecografía médica, esta técnica permite obtener una imagen mucho más compleja y detallada que nunca de las entrañas de nuestro planeta.
Lo más intrigante es la ubicación de estos restos. Se encuentran bajo grandes océanos y en el interior de continentes, lejos de las zonas de subducción, donde normalmente una placa se desliza bajo otra. Particularmente desconcertante es su presencia bajo el Pacífico occidental, una región donde no debería existir este tipo de material.
"Al parecer, este tipo de zonas en el manto terrestre están mucho más extendidas de lo que se pensaba", explica Thomas Schouten, primer autor del estudio, quien sugiere dos posibles explicaciones para estas misteriosas estructuras.
Podrían ser restos de material rico en sílice que ha permanecido allí desde la formación del manto hace unos 4.000 millones de años, o bien zonas donde las rocas ricas en hierro se han acumulado durante miles de millones de años debido a los movimientos del manto terrestre.
Desafíos y futuras investigaciones del manto terrestre
El dilema, como señala el equipo, es que aunque pueden ver estas anomalías con gran detalle, todavía no pueden determinar exactamente qué son. El modelo actual solo mide la velocidad a la que las ondas sísmicas viajan a través de estas estructuras, lo que proporciona una imagen limitada de su naturaleza.
Este descubrimiento no solo revela lo mucho que nos queda por aprender sobre nuestro planeta, sino que también desafía nuestra comprensión actual de la dinámica terrestre. Para resolver el misterio, los investigadores deberán desarrollar modelos más sofisticados que les permitan comprender las propiedades materiales que subyacen a estos patrones de velocidad anómalos.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de ETH de Zúrich, Scientific Reports y Forbes.