Redacción: Miguel Fallas

Pedir perdón no siempre es fácil, pero es un acto necesario para reparar relaciones y liberar cargas emocionales. Las personas lastimadas, al igual que una serpiente envenenada, acumulan dolor que, si no se atiende, puede dañar profundamente (repase la información en el video adjunto). 

Reconocer el impacto de nuestras acciones es el primer paso para sanar, y el simple acto de disculparse, acompañado de sinceridad, tiene un poder transformador. Sin embargo, no todas las disculpas son efectivas. Frases como "no fue mi intención" o "pero tú también..." suelen ser percibidas como excusas, diluyendo el valor de las palabras.

Lo importante es asumir la responsabilidad y expresar arrepentimiento genuino con frases como "lo siento mucho, me equivoqué" o "gracias por permitirme disculparme". Las acciones también son clave: cambiar conductas y mostrar empatía refuerzan el compromiso de hacer las cosas bien.

El perdón no solo beneficia al que lo otorga, sino también al que lo pide. Aunque la otra persona no esté lista para aceptarlo, pedir perdón libera emocionalmente y demuestra madurez.

Negarse a perdonar, por otro lado, puede generar resentimiento y afectar la salud emocional. El perdón, incluso cuando parece difícil, es un regalo que nos permite avanzar y construir relaciones más saludables.

Para más información puede contactar a la psicóloga Patricia Odio al número: 8441-1212 o al Facebook: Patri Odio Psicologa.