Redacción: Miguel Fallas 

El color de los alimentos se debe a compuestos llamados pigmentos, como los carotenoides, antocianinas y clorofilas. Estos pigmentos no solo aportan color, también tienen propiedades antioxidantes y nutritivas que benefician la salud.

Los alimentos rojos, como los tomates y las fresas, son ricos en licopeno y vitamina C. Estos nutrientes ayudan a proteger el corazón y fortalecer el sistema inmunológico (repase la información en el video adjunto). 

Alimentos como zanahorias y calabazas de color anaranjado son ricos en betacarotenos, que el cuerpo convierte en vitamina A, la cual juega un papel esencial para la salud visual y el sistema inmunológico.

El maíz y los plátanos, caracterizados por su color amarillo, están llenos de vitamina C, antioxidantes y potasio. El potasio promueve la salud cardiovascular y la función muscular.
 
El verde de las espinacas y el brócoli contienen clorofila, vitaminas A, C y K, y minerales como el hierro y el calcio, todos ellos importantes para la salud ósea y el sistema inmunológico.

Alimentos como arándanos y berenjenas contienen antocianinas, que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, que pueden ayudar a mejorar la salud cardiovascular y la memoria.

Muchos alimentos blancos, como el ajo y las cebollas, contienen compuestos como la alicina, el cual tiene propiedades antivirales y antibacterianas, lo que ayuda a mantener la salud en general.

En el video adjunto, ampliamos más detalles sobre el tema con la nutricionista Maricel Cruz, quien recomienda incluir una variedad de frutas y verduras de diferentes colores en cada comida para garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes y aprovechar los beneficios específicos de cada grupo de colores.

Para más información puede contactar a la nutricionista Maricel Cruz al teléfono: 8837-5398 y en Instagram: @marylanutri.