De la A a la Z
¿Huellas o cicatrices?
¿Cómo marcan los jefes la vida de quienes dirigen? Ingrese al artículo donde se aborda el tema.
9/8/2021 09:00
Carlos Aguirre / Consultor Desarrollo Humano Estratégico
Durante nuestras carreras profesionales hemos tenido la oportunidad de ser dirigidos por personas que ejercieron la potestad de ser llamados nuestros jefes. En algunas ocasiones, quizás, les colocamos otros nombres como “líder” o “mentor”. ¿Qué hizo que les diéramos un nombre diferente al de “jefe”? ¿Cómo marcaron la vida de quienes dirigieron para ser admirados inclusive cuando ya ellos o nosotros no formamos parte de esa institución?
A algunos de estos jefes les podríamos cambiar el nombre a “gefes” o gestores de felicidad. La búsqueda de la felicidad no está nada mal, pues, ante todo, queremos ser felices en nuestros trabajos y, a su vez, esta búsqueda conlleva beneficios económicos para las empresas que la aplican. Los “gefes”, con la letra ge (“g”), tienen características importantes:
Reconocen cada una de las contribuciones que hacen sus colaboradores. Esto genera confianza y fomenta la proactividad.
Conocen a sus colaboradores a profundidad, desde las cosas tan básicas como sus nombres hasta las funciones concretas de cada uno, junto con sus habilidades y falencias.
Se comunican e interactúan con base en diálogos sinceros, rescatan la información relevante y dejan atrás las inseguridades y las especulaciones de sus colaboradores.
Son personas resolutivas a través de un trato cercano y más empático.
Son más flexibles, por lo que entregan mayor confianza a sus colaboradores, llamándolos a trabajar bajo objetivos.
Disfrutan de su trabajo y le traspasan esta energía a su equipo.
Estas personas con las que hemos podido compartir y convivir dentro de las empresas nos han dejado una huella o unas cicatrices. ¿Cuántos jefes hemos tenido a lo largo de nuestra vida laboral? ¿Cuáles recordamos hasta el día de hoy? ¿Y cuál es el motivo por el que los recordamos? ¿Será por las huellas o las cicatrices que nos dejaron?
La misión de un líder es formar otros líderes y llevarlos a los lugares donde él ya ha pasado. Esto no solo es un gran beneficio para la empresa, sino también para sus dirigidos. La influencia de un líder puede trascender las vidas de las personas que dirigen más allá de lo laboral, de manera que deja una huella positiva en ellas.
La responsabilidad de los que dirigen a otros es grande. Más que un privilegio, esta es una gran oportunidad de dejar en sus vidas huellas, semillas, que les permitan, a su vez, transmitir en cascada, esos aprendizajes y seguir el proceso de formación. Actualmente, para nuestros países latinoamericanos, así como para la sociedad en general, es vital tener empresas en donde los colaboradores cuenten con jefes que sean “gefes”, con la letra ge por delante, como gestores de felicidad para aquellas personas a quienes les ha tocado el privilegio de dirigir.
Todos nosotros, sin excepción, estamos aquí por alguna razón. Nos encontramos aquí para evolucionar el mundo en el que vivimos, dejar huella y trascender nuestra vida y alumbrar la de las personas que nos rodean y las generaciones posteriores, de un modo u otro.