Última Hora

Ilustración y texto: Toti

Si al principio de la campaña José María Figueres se vendía como el candidato irreverente, de ideas modernas y con tintes progresistas, ahora, en la segunda ronda, se echa para atrás y recurre a fórmulas que parecen ineficaces.

Se ha reunido con líderes religiosos y no ha desaprovechado para atacar eso que insisten en llamar “ideología de género”. Incluso admite tener diferencias de criterio con su candidata a la vicepresidencia. No es que esté mal que difieran, pero Figueres insiste en mostrarse a sí mismo y a su esposa como una pareja conservadora y “provida”.

A Chema se le acabaron las ideas o se está asesorando muy mal. Uno pensaría que con tantos años que pasó en Europa, José María vendría con ideas más actuales. Pero más bien pareciera que la Suiza lo escandalizó y prefiere ahora el tono nostálgico de la Suiza centroamericana, con olor a tamal, a cristianismo y a heterosexualidad hegemónica.

Lo curioso es que olvida que ese mismo discurso fue insuficiente para que Antonio Álvarez Desanti, su otrora rival y ahora amigo de bandera, y quien le ganó la candidatura en la convención interna del período pasado, llegara siquiera a segunda ronda.

Debería entender Figueres que, si bien ese era el insospechado tema central hace cuatro años, hoy los costarricenses están más preocupados por otros asuntos.
Entendemos que quiera ganarse a los fabricistas, a cuyo líder atacó duramente en los debates de la primera ronda, y a todo aquel que profese una postura más conservadora. Pero, opino, debería buscar más bien en cómo ganarse el apoyo joven. Ese que reniega darle el voto a su rival, debido a sus escándalos sexuales; pero que también creció escuchando turbias historias sobre la primera gestión del verdiblanco; ese voto que hoy parece que se perderá en el abstencionismo o en el voto nulo.

Youtube Teletica