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Las operaciones de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos en Costa Rica obligaron a habilitar diferentes “casas seguras” en el territorio nacional.

Estos espacios tenían diferentes usos, pero el más destacado es el procesamiento de material del proyecto “Humankind”, en el que al menos tres agentes interceptaban comunicaciones en la Oficina Central de Correos.

Una de estas ubicaciones era un estudio fotográfico y de fotocopiado.

Las referencias sobre ese local se desprenden de un compilado de documentos recientemente desclasificados sobre el asesinato del expresidente estadounidense John F. Kennedy, los cuales fueron parcialmente analizados por Teletica.com.

Dicha tienda se situaba “en los márgenes del centro de San José”, pero a diferencia de otras casas seguras, no se precisó en qué parte exactamente.

Archivos JFK

El estudio fue solicitado por el agente Ross L. Cozier, quien sirvió bajo el alias de “Humanoid” en una operación encubierta en el país, dirigida a la infiltración de movimientos comunistas en el contexto de la Guerra Fría que EE. UU. mantenía con la Unión Soviética (URSS).

Lo anterior con el propósito de establecer una tapadera más segura y comercial” para el oficial, como puntualiza un memorando de la Jefatura de Estación de la Central de Inteligencia en San José, del 19 de noviembre de 1951.

Ese mismo documento menciona que el negocio no solo servía para lograr el encubrimiento de Cozier, sino que además era usado por uno de los agentes que le reportaba, como un espacio desde el cual podía hacer contactos sin ser observado.

"También le proporciona a 'Humanoid' un lugar más accesible y un medio eficiente para fotocopiar el correo interceptado y devolverlo a la oficina de correos a tiempo, en lugar de viajar de ida y vuelta desde su casa en las afueras de San José", subraya el archivo.

Precisamente, a lo interno del órgano de seguridad extranjero existía preocupación por el hecho de que este agente procesaba el material en su hogar.

Sin embargo, el negocio tuvo una vida de apenas tres semanas.

Esto principalmente porque el equipo utilizado en la misión era visible en el pequeño taller que se tenía, además de que en este había un empleado del local. De igual manera, en esa tienda no se contaba con espacio para almacenar el material comprometedor.

Además, el trabajador del estudio había renunciado en busca de un mejor salario y “Humanoid” difícilmente iba a encontrar un sustituto. El oficial reconoció que no podía con el día a día del negocio y sus operaciones secretas sin un asistente.

Debido a todo lo anterior, el estudio fue cerradoPor algunos meses, se mantuvo como el sitio de reuniones periódicas de varios espías.

Otros sitios

El mismo documento enlista otras “casas seguras” que operaron en Costa Rica. Todas ellas se ubicaban en San José.

La primera en realidad era una oficina en el edificio de la Compañía Panamá y se utilizó entre junio y noviembre de 1949. No obstante, este tuvo que desocuparse porque otros residentes de la estructura decían había “una oficina del FBI (Buró Federal de Investigaciones) en el piso superior”.

Entre noviembre de 1949 y enero de 1950, se alquiló un apartamento en Bella Vista. No obstante, el dueño vivía al lado y usaba la misma entrada que los agentes, lo que obligó a abandonar ese espacio.

También se rentó media casa en San Pedro de Montes de Oca, esta vez con entrada privada. Pero el exdiputado y fundador de la Segunda República, Frank Marshall, era vecino.

Debido a su actividad política, este conocía a uno de los espías que se había infiltrado en el Partido Vanguardia Popular (PVP), como parte del seguimiento que se daba a los comunistas.

Por dos meses se alquiló un apartamento cerca del parque Morazán, pero los vecinos comenzaron a hacer preguntas sobre las visitas que se hacían.

Otro apartamento en barrio Luján tuvo que desocuparse a los cuatro meses, ya que varios miembros de la agrupación marxista vivían cerca y reconocían a uno de los agentes.

Asimismo, se rentó una vivienda cerca del aeropuerto cuando este se situaba en la Sabana, pero a los siete meses tuvo que abandonarse, debido a especulaciones entre los vecinos y el dueño por la poca actividad que había.

El restante era el estudio fotográfico. Entre las razones de la desocupación final del local, se puntualizaron dos ingresos ilegales al lugar y el riesgo de robo de equipos de reproducción.

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