Nacional
¿Qué pasó con el perro que mató al niño en Pérez Zeledón?
Senasa encontró “detalles interesantes” en la investigación sobre el historial del animal.
Eric Corrales 15/6/2023 13:33
Ya ha pasado mes y medio desde la lamentable muerte de un niño de dos años, quien murió tras ser atacado por un perro de raza Pastor Alemán en Pérez Zeledón. Senasa ya tiene un amplio reporte sobre las hipótesis de la conducta que llevó al animal a atacarlo.
La doctora Iliana Céspedes, coordinadora del Programa Nacional de Pequeñas Especies del Sistema Nacional de Salud Animal (Senasa), conversó con Teletica.com y explicó que, durante la investigación, “descubrieron cosas interesantes” sobre la conducta del animal.
“Hemos descubierto cosas interesantes, sobre todo del propietario anterior, el perro estuvo cuatro años con esta persona, él indica que lo cambió por otro perro que él tenía. Era un perro de guardia, pero la guardia y protección es un adiestramiento que se debe hacer, creo que los costarricenses tenemos esa dificultad en reconocer que cuando un perro muestra signos de agresividad y se vuelve territorial hacia otras personas, decimos que es un perro de guardia”, explicó.
De acuerdo con la investigación, durante esos cuatro años que vivió con el otro dueño, “por el portón nadie pasaba si el perro estaba ahí”.
Otro detalle que llamó la atención de los expertos es que el perro nunca tuvo interacción con los niños de esa familia, cuya casa incluso está rodeada de una malla para evitar que los menores tuvieran contacto con los perros, pues en esa casa hay otros perros que también son de guardia y protección.
Aseguran que el antiguo dueño les indicó que le dio el can a la hijastra “para que le sacara una cría y luego se deshiciera del perro" y que, si no, "él buscaba cómo deshacerse de él”.
Crónica de una muerte anunciada
La especialista explicó que todos los detalles antes mencionados sobre la forma en la que se crio el animal son señales de advertencia que, ante los ojos de expertos en el tema, presagiaban que algo malo podría ocurrir si niños o incluso adultos se le acercaban mucho a su espacio personal.
Además, resaltan como algo lamentablemente muy común, incluso, como una forma de “costumbre o tradición”, que entre los costarricenses se use la palabra “deshacer” para referirse a los perros que ya no se quieren, situaciones que, al final, están relacionadas con este tipo de conductas.
“Cuando este señor se deshace del perro, llevan a este gordito, que es un perrito de unos ocho o 10 años, ya grande, que ha sido reforzado positivamente a que sea agresivo, territorial, que no tiene ningún contacto positivo con niños como para vivir en una casa donde se le limitó o se le redujo totalmente la dimensión en donde él estaba.
"Él estaba en un lugar de varias hectáreas y se le reduce a una casa, a un patio con nuevos perros, con nuevas personas, no sé cuánto se trabajó el vínculo con este animal, que por ser viejo podríamos tener esa percepción de que se le podrían dificultar un poquito más las cosas en acostumbrarse y adaptarse a un nuevo modo de vida”, acotó Céspedes.
Empatía por los animales
La doctora destacó que el hallazgo más alarmante de la investigación es haberse percatado de que el costarricense todavía no ha desarrollado una empatía adecuada hacia estos animales, una que les permita verlos como seres vivos.
“Son seres sintientes, que los cambios los afectan, que lo que yo hago con sus conductas y moldeo a largo de sus vidas es lo que yo voy a recibir, yo no puedo culpar a este perro, por eso hemos dado tanto chance con él, porque siento que se le puso en una situación donde esa era la única opción que tenía para decir paren esto, no estoy bien acá, todo está mal, desafortunadamente vemos como hay un montón de factores y situaciones que se presentan para que este lamentable hecho ocurriera”, detalló.
¿Lo darán en adopción?
Debido a que, desde su nacimiento, el perro fue sometido a una vida agresiva y solitaria, los expertos explican que el proceso de recuperación es largo y lo comparan con el de un ser humano con depresión, donde la recuperación y la sanación responden a un trabajo duro que solo se logra con el tiempo. En el caso de los animales, el proceso se torna aún más complejo debido a la carencia de recursos necesarios.
Si bien el can no es violento, ya que es un “viejito” que, donde esté, por lo general, estará tranquilo, y que la mayoría del tiempo no manifiesta una conducta agresiva e incluso puede interactuar con otros perros, siempre debe garantizarse que cuente con un espacio lo suficientemente amplio para moverse libremente y así evitar que incurra en futuras agresiones.
Hasta el momento, su cuidadora no ha tenido problemas con él, lo califican como “un perro muy bueno con mucha capacidad de mejorar”.
Sin embargo, la dificultad está en encontrar a una familia apta para él, aunque, por el momento, Senasa no piensa darlo en adopción, pese a que ya hay varias personas que han mostrado interés en adoptarlo. Explican que no lo han hecho debido a varios factores, entre ellos porque ya son muchos años los que tiene y no le pueden pedir cosas para las cuales no fue formado, además, agregan que no consideran apropiado someterlo nuevamente a un cambio fuerte como un traslado a otro hogar con una nueva familia.
¿Lo someterán a eutanasia?
Si bien Senasa no ha descartado del todo la eutanasia, por ahora prefieren no referirse al tema, pues defienden que no es una idea viable mientras el animal siga respondiendo al tratamiento y tenga un lugar adecuado donde vivir.
“Mientras se mantenga en este lugar con esta muchacha que nos ayuda, nos ofreció el lugar, ha formado el vínculo con el animal y ha tenido una interacción positiva, tiene buen espacio para hacer ejercicio, enriquecimiento ambiental, alimentación, interacción, muchas cosas positivas, su vida será positiva. Él es un perro bueno”, concluyó la especialista.
Por último, Céspedes hizo un llamado a la población para recordar que los perros no se crían para cuidar las casas, y que, lejos de ser implementos de cuido, son animales de compañía.
Por ende, cuando se alimentan situaciones de agresividad territorial, el perro va a reproducir estas conductas durante toda su vida, pues representa una situación compleja que viven muchos animales y que pueden terminar en desenlaces lamentables como el ocurrido en Pérez Zeledón.