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Un proyecto con el que Costa Rica pretende avanzar en el uso de la inteligencia artificial es el modelo predictivo de síndrome coronario agudo (SCA), el cual puede provocar un infarto al miocardio, debido a una serie de afecciones asociadas con una reducción repentina del flujo sanguíneo al corazón.

Este sistema, impulsado por la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y parte de Lidia, tiene como objetivo utilizar técnicas y algoritmos avanzados para identificar patrones ocultos en los datos clínicos de los pacientes, lo que permitirá predecir con mayor precisión el riesgo de sufrir un evento de SCA, una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en el país.

La iniciativa se encuentra en fase de estudio preliminar y factibilidad, con el propósito de obtener el aval para su implementación.

Según el director del Expediente Digital Único en Salud (EDUS), Manuel Rodríguez, el modelo se integrará al sistema nacional de salud con el objetivo de contribuir en la toma de decisiones en niveles operativos y estratégicos.

“Lo que buscamos es desarrollar un sistema que permita identificar de manera temprana los riesgos de síndrome coronario agudo en los pacientes, utilizando los datos clínicos que ya tenemos en el EDUS. De esta forma podemos intervenir de manera oportuna, promoviendo un tratamiento preventivo y reduciendo los riesgos para la salud de los costarricenses”, comentó Rodríguez.

El modelo de predicción de riesgo no solo beneficiará a los pacientes en términos de atención médica más personalizada, sino que también tendrá un impacto positivo en la sostenibilidad del sistema de salud, defiende la CCSS. 

Esto por cuanto la integración de inteligencia artificial permitirá optimizar los recursos, mejorar la gestión de la salud pública y reducir la carga de enfermedades crónicas, como el SCA. La minería de datos y el uso de algoritmos avanzados serán clave en la detección temprana y en la aplicación de estrategias preventivas.

Además, el modelo contará con varios entregables clave, entre los que se incluyen el propio modelo predictivo, un registro de riesgo por predicción, así como la generación de normativas y guías éticas para su uso en la práctica clínica.

“Es fundamental que este modelo no solo sea preciso en sus predicciones, sino que también sea ético y respetuoso con los derechos de los pacientes”, añadió Rodríguez.

La población beneficiaria de este modelo incluye a los usuarios de los servicios de salud pública, quienes podrán recibir una atención más temprana y dirigida hacia la prevención de eventos cardíacos.

Su implementación se prevé en el mediano plazo, con una fase inicial que se espera concluya en 2025.

Datos de la CCSS apuntan que en 2021 se atendieron 3.765 infartos; en 2022, 4.102; y la cifra continuó en aumento para 2023, con 4.211 casos. En 2024, entre enero y febrero, se atendieron 740 eventos cardíacos de este tipo.

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