En los últimos cinco años, 89 mujeres han sido víctimas de femicidio en Costa Rica: la víctima más joven tenía 3 meses, la mayor 70 años. La cifra anual ha superado las 20 muertes, según el Observatorio de Género del Poder Judicial.
En este periodo, Puntarenas ha registrado la mayor cantidad de femicidios, con 19 casos, seguida de Limón (17) y San José (16).
El femicidio es el asesinato de una mujer por su condición de serlo, generalmente perpetrado por parejas o exparejas, aunque también por hombres ajenos a su círculo.
Pero, además, las muertes violentas de mujeres también han aumentado: de 45 en 2021 a 75 en 2023, y hasta el 10 de noviembre de 2024 se registran 65, acercándose al total del año anterior, según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Ante esta situación, Cindy Quesada, ministra de Condición de la Mujer y presidenta ejecutiva del Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), destacó que la institución está en proceso de transformación y que implementarán un nuevo modelo de gestión para 2025.
A continuación, puede repasar la entrevista completa con la jerarca.
- Doña Cindy, al revisar los casos más recientes de femicidios y las cifras, ¿podemos decir que Costa Rica dejó de ser un país seguro para las mujeres?
No fue que dejó de serlo, nunca lo ha sido. Lo que hemos hecho con la Ruta de Género es crear más conciencia, más lugares de denuncia, más líneas telefónicas y espacios seguros, porque la violencia ha estado ahí siempre. Lo que pasa es que ahora las mujeres están un poco más empoderadas y denuncian más.
Yo creo que, de 50.000 solicitudes de medidas de protección en 2023, el rango de la cantidad de las que se incumplen no es tan grande, y eso quiere decir que el sistema funciona de una u otra manera; siempre y cuando la mujer decida romper el silencio, pero nosotros hemos tenido cíclicamente, situaciones de violencia. No es solo en Costa Rica, es regional.
- ¿Qué medidas concretas se han implementado para revertir esta situación?
Hicimos la Ruta de Género 2.0 con un enfoque acelerado en ciertos temas, como el alcance a las mujeres. Contratamos más abogadas, pasando de 12 a 25, distribuidas según la demanda en cada zona. Colocamos puntos violetas en 32 lugares del país y, gracias a esto, hoy el INAMU tiene 1.200 nuevas usuarias. También lanzamos la app “Emergencias 911 CR” para mejorar la georeferencia en emergencias. Además, habilitamos la línea 11-25 para denuncias y lanzamos el programa “Masculinidades no violentas” en Guanacaste, con planes de expansión nacional.
En prevención, hemos ejecutado tres campañas nacionales. Estos avances han mejorado el abordaje de la violencia de género con más recursos y enfoques interinstitucionales que han permitido adelantos en dos años y medio, que es lo que tenemos.
- Doña Cindy, a pesar de todo que usted me señala, ¿cómo explicarle a la gente que las cifras de femicidio no bajan?
Esto es cíclico. Ahora, ¿cómo lo vamos a resolver? Con un compromiso, un nuevo pacto social. Al final, la única manera es educación. Hoy, definitivamente, no lo hemos hecho y lo que me duele es que cada vez nuestros albergues tienen más mujeres jóvenes, mujeres de 20 a 35 años con varios niños víctimas de violencia, o sea, esas niñas crecieron dentro del PlaNoVi, aplicándose a nivel nacional, entonces es claro que hubo algo que no se estaba aplicando bien: se tenían impactos muy pequeños y no se medía, y es lo que estamos tratando de transformar.
- ¿En qué consiste esta modernización del INAMU de la que usted habla y cuándo empezaría a aplicar?
Actualmente, el INAMU opera con una única Delegación de la Mujer que cubre desde Orotina hasta Turrialba, con solo seis sedes regionales en todo el país. El objetivo es dividir la delegación central en dos y crear una delegación adicional en cada una de las sedes regionales existentes, lo que permitiría contar con un total de siete delegaciones. Se cambia toda la gestión, se pasa de nueve departamentos a cuatro áreas de gestión. Se cambia totalmente el modelo de gestión. Se fortalecen las regiones, se coloca una delegación de la mujer en cada una de las regiones, esto a partir del 2025. Ya están listas para presentar al Mideplan, ha sido un proceso que tenía ocho años y no le daban camino.
- Una encuesta del CIEP revela que el 90% de la población percibe un aumento en la violencia de género y que un 42% evalúa negativamente el rol del INAMU. ¿Cómo responde a estos datos?
Muy contenta porque cuando yo llegué hice una encuesta de percepción, con más de 2.500 personas, y el resultado era que el 92% no creía en el INAMU, o sea, en dos años pasamos de 92% a un 42%, hemos logrado que casi un 50% crea en lo que estamos haciendo y yo creo que eso es muy importante.
Sobre el otro dato, de que el 90% que percibe un aumento en la violencia, estoy feliz porque ya era hora de que Costa Rica despertara y se diera cuenta del problema de la violencia contra las mujeres, es un problema nacional, pero siempre estaba oculto dentro de los hogares. Creo que hemos hecho el trabajo bien de entender que esto es un problema nacional.
- ¿Aspira a que al cierre de esta administración el INAMU tenga una valoración positiva?
Es muy difícil, ya que hemos arrastrado años de abandono. Los procesos eran eternos, de cinco a siete años. Pero partamos de lo básico: antes, cuando alguien llamaba, nadie atendía. Ahora, hemos implementado un call center con atención directa. Además, los casos se acumulaban con una sola abogada encargada de cientos de denuncias, por eso contratamos más. Pero la percepción de que no respondemos es fuerte.
- Más allá de las cifras, ¿qué le diría a una familia que perdió una hija, una madre, una hermana, que sienten que el sistema les falló?
Sí, le falló, le fallamos, hay una ley sobre reparación de daños que tuvo muy buenas intenciones, pero que en todo momento también les falló porque les dio expectativas de algo que no se podía realizar, dejando por fuera incluso a las mujeres víctimas de tentativa de femicidio. Estamos trabajando con una mujer que recibió 50 puñaladas, y ella quedaba fuera de la cobertura.
El sistema funciona para muchas de ellas que han sido acompañadas por el INAMU, las apoyan a nivel de querellas, les dan apoyos psicológicos y no vamos a dejar de trabajar, primero para evitar que siga habiendo más muertes de mujeres, pero sobre todo que la institucionalidad tiene que comprometerse; lo hemos hecho nosotros. Decirles que estamos trabajando sobre todo transformando en la institución que debe sí o responderle, invertir los recursos de una manera eficiente y eso es parte de la reorganización y la movilización de la institución.