Entrevistas
“Los terroristas agarraron y mataron a mi hijo, pero no su alma ni la mía”
Natalia Casartti abrió su corazón y contó cómo su hijo, Keshet, fue asesinado el 7 de octubre de 2024 en el Festival de Música NOVA, en Israel.
Eric Corrales 19/3/2025 09:00
La muerte de un ser querido es de las experiencias más duras que un ser humano puede vivir, pero está ligado al ciclo natural de la vida. Se dice que todo hijo tendrá, tarde o temprano, que enterrar a sus padres, pero ¿qué pasa cuando este ciclo se rompe, y es un padre o una madre que tiene que ver morir a su hijo?
Dice Charles Paddock que “el amor de una madre no contempla lo imposible”, y eso fue lo que le ocurrió a Natalia Casarotti, su hijo fue asesinado el 7 de octubre del 2023 por terroristas del grupo Hamás cuando se encontraba compartiendo con varios amigos en el Festival de Música NOVA en Reim, Israel.
Tras la muerte de su hijo, Casarotti tomó la decisión, como ella misma dice, que no quedarse en la oscuridad del dolor y la tristeza, por el contrario, “vivir en la luz”.
Ahora se dedica a contar la vida de su hijo y lo que ella vivió aquel 7 de octubre a todos los países donde va y Costa Rica no fue la excepción.
Esta madre, de origen argentino, abrió su corazón en una entrevista con Teletica.com.
¿Qué pasa el 7 de octubre del 2023 en su familia?
Hace un año y cinco meses, el 7 de octubre, ese fue el día que toda nuestra vida se cambió.
Nosotros vivimos en el sur de Israel, en un pequeño kibbutz que se llama Samar. Es una comunidad, somos más o menos 250 personas, incluidos los niños. Yo vivo en este lugar hace ya 30 años. Me encanta el desierto. es totalmente calmado. No hay mucho tráfico, no hay mucho ruido. Lejos de toda la civilización.
Yo soy la mamá de Anan de 25 años, que significa Nube. De Shemesh de 19 años, que significa sol y de Keshet, que quiere decir arcoíris. Él siempre va a quedar en los 21 años.
Ese día todo Israel fue despertado. Me desperté, abro el WhatsApp y muy rápido entiendo que en Israel empezó una guerra. Y yo sé que mi hijo no está en casa. Lo llamo y no hay respuesta.
Y le escribí y le dije: ‘Keshet, el país está quemándose. Por favor, llámame de vuelta’. Después le escribo de vuelta. 'Espero que no tengas pila en el teléfono'. Y las hermanas lo llaman y no hay respuesta.
Yo todavía no entiendo lo que pasa. Enciento el televisor y veo cosas que nadie hasta hoy puede creer lo que vimos. Veo en vivo la cerca, la frontera con Gaza cayéndose. Un tractor gigante lo hace caer. Y pasan, no sé, tanta gente sobre motocicletas, sobre pick-up tender.
Terroristas. Sí. Viajando por las calles de lugares en Israel que no son muy cerca, pero también no muy lejos. Con ametralladoras disparando.
Veía gente que no podía salir. Que están agarrando gente. Que están quemando gente.
Y paso a paso voy entendiendo que había también una fiesta. Y que esta fiesta de música estuvo muy cerca de Gaza. Y al mediodía publiqué por mi Facebook una foto de Keshet.
Y escribí: ‘No creo lo que estoy haciendo, pero estoy buscando a mi hijo. No me contestaba las llamadas. Estoy buscando a mi hijo’.
Después de media hora me llamó uno de los mejores amigos de él. Contándome que Keshet iba al Festival NOVA, donde llegaron 3.500 personas a disfrutar de la vida. Jóvenes y mayores de todo Israel y del mundo. Gente que viene a amar la vida. Abrazar, bailar, tomar. ‘Having good time’.

¿Cómo se entera de la muerte de su hijo?
Yo recolecté los pedazos de la historia durante algunos meses incluso, sabía lo que pasó por mi investigación.
No sabíamos nada. Todas las líneas de teléfono cayeron de los hospitales. Entonces, decidimos viajar al hospital.
De donde vivimos son dos horas y media. Fueron dos horas y media de un viaje que no se termina con cada pensamiento más terrible pasa en la cabeza. Lo que yo pensé fue... ¿Si mi hijo está herido muy grave? ¿Si está por morir? Yo quiero estar al lado de él, abrazarlo, sostener su mano. Y si se necesita, mandarlo al próximo capítulo, el viaje de él. Después que nos despedimos.
Llegamos al hospital y todo fue un caos. Parecía como una escena de una película tipo Vietnam. Ambulancias y helicópteros que entran y salen cada cinco segundos.
Y tenía que pasar datos y fotos sobre mi hijo. Y pasan las horas y mi hijo no está allá. No lo encuentran. Me mandaron a la estación de policía a dar un ejemplo de DNA.
Decidí volver a casa. Y si necesitamos luego volvíamos al hospital. Pero ahora no podíamos hacer nada. Eran casi 24 horas que estábamos despiertos.
Volvimos a casa. Y este día de noche en las noticias ya hablaron sobre gente que fue secuestrada a Gaza. Entonces si no recibí ninguna información sobre mi hijo, lo más seguro es que él también estaba en Gaza.
Y si él está en Gaza, lo vamos a devolver a casa. Inmediatamente entré al grupo de las familias de los que fueron secuestrados y llevados a Gaza.
Y esto duró cuatro días. Cuatro días que la verdad estuve muy segura que Keshet volvía a casa.
Casi no comíamos, no dormíamos. Ese día pasó lo impensable hasta el momento. Mi hermana vio por la ventana que llegan tres policías a la casa. En Israel cuando ves los tres policías o cuando, escuchas el golpe y abres la puerta y ves la policías, sabes que ellos no tienen que decir nada. Vos ya sabes la respuesta. De todo modo, ellos tienen la obligación de decirte que lo lamentan mucho.
El cuerpo de Keshet fue reconocido, encontrado, por el ejemplo de DNA que yo di. ¿Dónde lo encontraron dentro de uno de los vehículos? Él fue encontrado en un cruce, fue asesinado por los terroristas.
¿Logró usted recrear las últimas horas de vida de su hijo?
Así es, Keshet estuvo con algunos amigos. Sasha, José y Daniela. Shani Luke y Orión Hernández. Y había muchos más amigos. Pero los amigos de nuestro cuento esos son los nombres. Y ellos empezaron a salir. Estuvieron con dos coches. En uno Keshet, Orión y Shani. Y en el otro Sasha, José y Daniela.
Ellos trataron de huir por 20 minutos de NOVA. Keshet estaba herido en el pie. Y Shani también estuvo muy herida en el pie. Ella ni siquiera pudo salir del coche. Keshet llamó a la ambulancia. No sabiendo ni siquiera dónde estaba. No entendían mucho, solo que desde Gaza les dispararon y que necesitaba una ambulancia para la amiga.
Pasan 5 minutos y Keshet llama de vuelta. ¿Dónde está la ambulancia? Manden cuanto más puedan porque hay acá muchos coches. Esto fue en un lugar que se llama La Curva de Kibbutz Mefalcín.
Ese es el lugar más cercano a la frontera con Gaza. A las 7 a. m. toda la zona estuvo llena de terroristas. Este día pasaron a Israel 6 mil terroristas.
Yo recibí la grabación de la llamada de él a la ambulancia. Y podías escuchar por la voz que él tiene mucho miedo. Aun así, él manejó las cosas muy bien.
Cuando sabía que había más terroristas él llamó a los otros amigos en el otro coche y les dijo, ‘no vengan que están disparando acá’. Ellos se dieron vuelta y se salvaron. La vida de ellos fue salvada por Keshet. Él les avisó.

La ambulancia no llegaba, él le dijo al amigo que se quedara con Shani. Él también estaba herido, pero fue a buscar ayuda, pasó un coche con una persona. Keshet subió a este coche. El hombre de la persona que manejó es Moti Zoharmen. Un hombre que tiene 74 años, casi 2 metros de altura y un corazón gigante. Y él trató de salvar a Keshet y a otra pareja. Oz Moshe y Naomi Bichar. Llevarlos todos al hospital en Beersheba. Ellos manejaron 3 minutos. Oz Moshe ya estaba herido con dos balas.
Después de 3 minutos, ellos llegaron a una parte de la carretera que hay allá. Hay un puente y abajo pasa la carretera. Y allá fueron detenidos por un grupo de terroristas.
Ellos se acercaron al coche y preguntaron si tenían armas. Cuando contestaron que no los acribillaron a todos. Eso fue a las 7:16 de la mañana. Nosotros lo sabemos.
Porque eso fue la última parte en el cuento que encontré. Que Oz estuvo hablando con la mamá y la hermana por WhatsApp video. Ellos escucharon todo lo que yo ahora te cuento.
A tres minutos del lugar donde él dejó a Shani y Orion. Shani Luke, a las ocho de la mañana del sábado, ella fue publicada como uno de los primeros videos que Hamás publicó al mundo. Que ella estuvo tirada media desnuda sobre el pick-up de ellos, de los terroristas, que la llevaron a Gaza, festejando alrededor de ella.
Nissim Louk, father of Shani Louk—who went to dance at the Nova Festival in southern Israel and was brutally murdered and kidnapped by Hamas terrorists into Gaza—shares a heartfelt request to honor Shani’s memory when lighting Shabbat candles, on what would have been her 24th… pic.twitter.com/wyqTSldFqW
— StandWithUs (@StandWithUs) February 7, 2025
Orión Hernández fue también secuestrado, llevado a Gaza. Llevó tiempo, sólo después de tres semanas sabíamos que Shani Louk en este momento ya no estuvo viva. Después también sabíamos que Orión no estaba con vida cuando los llevaron a Gaza.
A los dos, el Ejército de Israel los rescató y trajo los cuerpos en mayo. Y el cuerpo de Oriol fue llevado a México y él está enterrado en México. Y había tantos cuerpos este día que llevó mucho tiempo de hacer, de saber quiénes son las personas.
Este día y también el día siguiente, tantos terroristas estuvieron en toda la zona esta de alrededor de Gaza. Y hay mucha información que nosotros sabemos también un poco de después. Por ejemplo, nosotros sabemos que a los cuerpos que ya están muertos les cortaron pedazos, los quemaron.
Y cuando a mí me dijeron a dónde el cuerpo de Keshet fue encontrado, la primera pregunta que fue tan difícil para mí hasta decirlo, sacar las palabras de la boca, fue saber si hicieron daño al cuerpo de mi hijo. Y me dijeron que no. Tienes que entender, este día, 1400 personas, bebés, abuelos, familias enteras fueron asesinadas.
Los terroristas fueron tan brutales que hay cosas que la imaginación ni siquiera lo puede entender lo que hicieron este día. Como poner un bebé adentro de una bandeja al horno y quemar el bebé. Hay familias que ni siquiera recibieron cuerpo.
Entonces, con todo lo trágico que es, yo aprendí a decir gracias por lo que yo recibí el cuerpo de mi hijo, cuando podía ser también secuestrado a Gaza sin saber lo que pasa más de un año.
Yo recibí la respuesta después de cuatro días. Lo pudimos enterrar y tener una tumba. Son cosas que mucha gente no lo tiene.
¿Qué te da la fuerza, no solo para salir adelante, sino para animarse a contar tu historia una y otra vez al mundo? ¿Qué es lo que te sostiene?
A día siguiente de que enterramos a mi hijo yo le prendí una vela. Fue como el primer día de mi nueva vida.
Que no sé a dónde va mi vida. Dos semanas antes yo cumplí 50 y pregunté, ¿qué otras cosas voy a hacer en mi vida? Yo soy una cocinera, tuve un pequeño restaurante, siempre estuve cocinando. ¿Qué otras cosas quiero hacer? ¿A dónde voy a pasear? ¿A qué lugares la vida me va a traer? No tenía respuestas.
Y como de repente llegaron todas las respuestas. Cuando yo prendí la vela para mi hijo, yo vi en mi imaginación los otros abuelos de él, de parte del padre. Y amigos que como le dan la mano y lo llevan para el último capítulo en el viaje.
Y yo sabía que es un momento que ahora yo tengo que elegir. Elegir cómo sigue mi vida. ¿Puedo caerme o puedo levantarme? ¿Puedo elegir en la oscuridad o puedo elegir en la luz? Y en este momento que prendo la luz y que prendo la vela, yo elijo en la luz.
Y la luz de mi hijo me va a dirigir en esta vida y me va a llevar, no sé cómo, no tengo ninguna idea. Pero yo no me voy a caer. No me voy a caer, primera cosa, porque tengo dos hijas.
Tengo padres que son mayores que perdieron el nieto querido. Tengo a mí misma y tengo siempre a Keshet conmigo. Que para él, para el honor de él, para la vida que él tuvo y la vida que él nunca va a tener, yo tengo que seguir estar fuerte.
Yo sé que los terroristas agarraron y, mataron a mi hijo, pero no su alma y no a mi alma. Y eso es lo que me da la fuerza cada vez, seguir contando. Yo entiendo que el mundo no sabe lo que pasó el 7 de octubre y los que saben dicen que fue una mentira.
Y yo tengo que contar porque lo que pasó, la tragedia que pasó, el pueblo en Israel y mi familia y muchas más familias que parte de ellos conocí y la mayoría no. Pero ya nos hicimos como una familia. Son todos mis hermanos y hermanas, también los que tienen familia en Gaza.
Somos una familia muy grande. Nos damos fuerza uno al otro. Y lamentablemente, hoy en día, después de casi un año y medio, todavía hay 59 personas en Gaza.
