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La erupción que registró el volcán Poás, la mañana de este viernes, viene con un riesgo latente: las corrientes de lodo, ceniza y piedras en cauces aledaños al coloso como el río Desagüe, en Bajos del Toro.

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Estas correntadas son conocidas como lahares y son flujos de sedimentos y agua que se movilizan desde las laderas de volcanes, como está ocurriendo en el caso del volcán alajuelense.

Información especializada indica que el flujo lahárico puede arrasar todo a su paso, desde muchas material orgánico como hojas y troncos destrozados hasta os cuerpos de animales.

Por eso especialistas como Rául Mora, vulcanólogo de la Universidad de Costa Rica, subrayan la importancia de que la población se mantenga atenta y alejada de zonas colindantes con el coloso y, en especial, de afluentes.

Uno de los lugares del sitio comentó que el cauce del Desagüe -principal afluente que descarga material del Poás- presenta gran cantidad de sedimentos desde el miércoles pasado.

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El río está teñido de gris producto de estos sedimentos, que se espera vayan desapareciendo conforme lleguen las lluvias.

Por lo pronto, los cuerpos de socorro realizan labores preventivas en zonas como Poasito, donde evacuaron a seis menores y nueve adultos de los sectores de Lagunilla y Providencia.