Para Otto Guevara, exdiputado y excandidato a la presidencia de la República, renunciar a la militancia política fue “un gran alivio”, decisión que se unió a la llegada de su cuarto hijo, Santiago. 

Guevara, fundador de los partidos Movimiento Libertario y Unión Liberal, repasó con Teletica.com su trayectoria como figura política en el país y su nueva etapa como papá a los 63 años. Puede leer la entrevista completa a continuación.

¿Qué está pasando en la vida de Otto Guevara?

Estoy muy contento con mi vida, le dedico una buena cantidad de mi tiempo a la promoción de las propuestas de políticas públicas basadas en la filosofía de la libertad, y eso lo hago desde las diferentes redes sociales, estoy generando mucho contenido para todas las redes sociales en las que tengo presencia.

Aparte de las mis actividades profesionales como abogado, consultor y otros proyectos empresariales que tengo, ahorita estoy bastante ocupado, más en vista de que Diosito nos bendijo con un hijo que viene en camino y que este, obviamente, va a ocupar una buena parte de mi tiempo a partir de su nacimiento, previsto para principios de noviembre.

A inicios de 2024 renunció a la militancia del Partido Unión Liberal, ¿extraña esa parte de su vida, como político?

Vieras que no. Estuve desde 1995, casi que en forma ininterrumpida, ocupando cargos en el Movimiento Libertario y luego en el Partido Unión Liberal, muy metido en el tema político electoral. Pero, a principios de este año, cuando tomé la decisión de renunciar a mi militancia en el Partido Unión Liberal y quedarme al margen de cualquier proyecto político electoral, sentí un gran alivio.

Soy de las personas que entiende que hay etapas para todo y esa fue una muy enriquecedora. Yo aprendí muchísimo estando metido en la política electoral, ya sea como diputado o como candidato presidencial.

Y ahora, esas enseñanzas me permiten ser un mejor consultor, un mejor promotor de política pública liberal a través de estas herramientas que no existían cuando yo empecé en la política, como son las redes sociales.

¿Cuál es la enseñanza que a usted más le marcó en su paso por la política?

Por más de que uno quiera hacer cambios para beneficio de todos, por más que uno esté convencido de que las propuestas que uno tiene son las que podrían ayudar a las personas a vivir mejor, si no convences a otros interlocutores en la política para abrazar estas ideas, nada se puede lograr.

Necesitas desarrollar una capacidad de persuasión, habilidades de negociación y la flexibilidad para aceptar, inclusive, proyectos piloto, medidas gradualistas para ir impulsando estas transformaciones.

Dejé de ser una persona que anhelaba hacer cambios radicales de la noche a la mañana para ser una persona que está dispuesta a realizar ese cambio con mayor gradualismo.

Esa madurez que dan los años, que uno va acumulando a lo largo de la vida, de las experiencias positivas y negativas, te enseña que la ruta es por ahí, no es a las patadas, hay que ser paciente y con una gotita seguir ahí hasta que finalmente llenas el cántaro y el cántaro se rebalsa.

¿Es más fácil lograr estos cambios para Costa Rica como ciudadano o bajo la investidura de Presidente de la República?

Obviamente, un Presidente tiene un músculo que no tiene un ciudadano común y silvestre, como soy yo. El Presidente tiene la fuerza para, vía decreto, hacer ya algunas modificaciones; vía decisiones de política pública y directrices, darle a las instituciones autónomas cierta dirección para que se hagan ciertas cosas.

Luego tiene esa interlocución permanente en la Asamblea Legislativa para sentarse a negociar las reformas que, a mi juicio, son necesarias. Y si en la Asamblea no se pueden poner de acuerdo, puede negociar para llevarlo a referéndum y que la gente tome la decisión.

Y, si uno no tiene el liderazgo, el liderazgo formal, como Presidente, diputado o ministro, uno siempre puede hacer cosas, y es lo que yo hago. O sea, yo no me quedo de brazos cruzados quejándome por allá, sino que yo estoy permanentemente proponiendo cómo hacer las cosas diferentes a como se han venido haciendo, señalo lo que a mi juicio está bien o está mal.

¿Queda el anhelo por ser Presidente?

No, ya no, ese anhelo que tuve hace algunos años ya se me disipó, y estoy muy contento con lo que estoy haciendo actualmente.

¿Y si llega un proyecto político atractivo y que se empata con sus ideales?

No, en esos momentos está fuera de mi radar. Pero si me veo ayudando, no me veo al margen, me veo colaborando con ese proyecto político para que logre ganar una elección y ganando la elección que se pueda, desde esa trinchera, desde el Poder Ejecutivo, impulsar estas reformas que he venido impulsando yo durante tanto tiempo.

Eso sí, no como funcionario público, no me visualizo ni como ministro, o presidente ejecutivo, ni diputado, pero sí cercano a una persona que esté ligada al Poder Ejecutivo y que tenga estas ideas, me veo como un soldado ad honorem, contribuyendo a que estas propuestas se lleven a la práctica.

¿Qué siente con la llegada de su hijo Santiago?

Esto, de alguna forma, se me viene a convertir en una especie de segundo aire en mi vida, obviamente él llega a mi vida con un Otto Guevara mucho más maduro, me veo no como un padre ausente, un padre que está trabajando mañana, tarde y noche para llevarle el sustento a la familia.

Ya tengo un poco más de holgura de la que tuve cuando nacieron mis tres hijos anteriores, así que voy a ser un padre un poquito diferente al que fui con ellos, un poco más dedicado, tal vez a esa paternidad.

Tomando en cuenta lo que hizo en el pasado, bajo una figura más fuerte a nivel mediático, ¿cómo se prepara para decirle a su hijo quién es Otto Guevara, no su papá, sino el hombre que sale en las noticias, que fue candidato a la Presidencia y diputado de la República?

Yo tengo experiencia con eso, con los tres hijos desde muy pequeños, yo les enseñé a ellos a que lo que piensen las otras personas de uno no es relevante. La felicidad de uno no se da por la buena o mala opinión que tenga otra persona de uno, y que no debe vivir en función de lo que las personas piensen.

Eso los ha hecho muy fuertes, porque han visto cómo me dicen un montón de barbaridades, ellos saben el tipo de padre que tienen y eso los ha hecho entender de que no le deben dar importancia a los comentarios destructores y negativos de otras personas, y vamos a criar a Santiago igual.

Le vamos a mencionar lo que ha sido su papá a lo largo de tantos años en la política de Costa Rica y en el país en general, que tiene posiciones muy claras que pueden generar amores muy intensos y odios muy intensos.

¿Cómo toma, alejado un poco de la figura política que fue por tantos años, que hay personas que todavía hablan de Otto Guevara, para bien o para mal?

Uno no es indiferente a ese cariño de las personas. Si en la calle me muestran cariño, yo correspondo a ese cariño a las personas, soy empático con todas estas personas.

Y aquellas que en la calle me dicen alguna barbaridad, alguna cosa de esas, no polemizo con ellos, los dejo que sigan su vida ahí y que hagan uso de su libertad de expresión. O sea, no tengo ningún problema, no le armo pleitos a nadie por las opiniones, por más equivocadas que estén y que las expresen hasta con faltas de respeto.

Soy consciente de que hay personas que me quieren mucho y gente que no me quiere nada, pero bueno, así es la vida cuando uno camina por ella dejando huella.