De la A a la Z
100 años de Turquía: Entre el republicanismo y el neootomanismo
Recientemente, se han celebrado 100 años de la República de Turquía, marcando el momento histórico desde que las reformas impulsadas por el expresidente Mustafa Atatürk acabaran con aproximadamente 600 años de historia de la dinastía osmanlí.
6/11/2023 17:37
Dr. Alexander López / Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica.
Recientemente, se han celebrado los 100 años de la República de Turquía, marcando el momento histórico desde que las reformas impulsadas por el expresidente Mustafa Kemal Atatürk acabaran con aproximadamente 600 años de historia de la dinastía osmanlí, la familia gobernante del Imperio otomano desde su fundación en 1299.
El Estado otomano llegó a expandirse a lo largo de tres continentes, reinando en lo que ahora es Bulgaria, Egipto, Grecia, Hungría, Jordania, Líbano, Israel, los territorios palestinos; Macedonia, Rumania, Siria, partes de Arabia Saudita y la costa norte de África, convirtiéndose en uno de los imperios más longevos y de mayor extensión que han existido al ejercer su poder en tres continentes.
Hace 100 años Turquía dejaba atrás sus aspiraciones imperiales y se basaba en el kemalismo, una ideología implementada por Atatürk, que defendía el republicanismo, populismo, nacionalismo, secularismo, estatismo y reformismo.
El proyecto kemalista no solo se planteó como la construcción de una nación turca frente al programa de repartos franco-británico de los territorios del antiguo Imperio otomano, también propuso la modernización social, política, económica y cultural de la naciente Turquía, alejándola de los cánones del islam bajo los principios de la Ilustración y la Revolución Francesa que inspiraron el pensamiento de Atatürk.
Atatürk y la nueva República turca impulsaron las siguientes reformas: agraria, abolición del califato, sistema de educación nacional y popular con la adopción del alfabeto latino en 1928, eliminación del islam como religión oficial en 1930 (Turquía como estado laico), supresión del fez y del velo islámico de las mujeres, reconocimiento de la igualdad de derechos entre ambos sexos, supresión de los tribunales religiosos y las escuelas coránicas y voto femenino en 1934.
En la parte económica, la República impulsó una fuerte intervención estatal (capitalismo de estado) ante la ausencia de una burguesía potente capaz de desarrollar al nuevo Estado, si bien hubo importantes diferencias entre este estatismo y el que por entonces se empezaba a dar en la recién creada URSS.
Sin embargo, en los últimos años, el sentimiento de nostalgia que algunos sienten por la era otomana, ha impulsado el resurgimiento del llamado neootomanismo, que, en su sentido más amplio, aboga por honrar el pasado otomano de Turquía y aumentar la influencia turca en regiones que estuvieron bajo dominio turco, es así como desde su ascenso al poder, Erdoğan no ha ocultado su nostalgia por el pasado otomano de su país y su herencia islámica.
Una evidencia de ello fue la controvertida reconversión en 2020 de Santa Sofía -que Atatürk había convertido en uno de los museos más icónicos de Estambul- en una mezquita. De igual forma, Erdoğan ha demostrado en varias ocasiones su admiración por Selim I, un sultán que lideró una de las mayores expansiones del imperio otomano. Tras ganar un referéndum constitucional en 2017, que amplió enormemente sus poderes, hizo su primera aparición pública junto a la tumba del exsultán otomano.
Es importante señalar que Turquía es el país de tradición musulmana con mayor tradición democrática, lleva más de setenta años celebrando elecciones de forma más o menos regular (a pesar de las distintas intervenciones militares) y el que más ha avanzado en cuanto a igualdad y derechos entre mujeres y hombres. Al mismo tiempo, esta modernización ha sido establecida bajo la dirección de un ejército y un nacionalismo turco que ha sido profundamente excluyente de las minorías, de otras identidades que no fuesen la turca islámica sunita bajo un estado laico.
Uno de los elementos centrales de Turquía es su aspiración actual en convertirse en un actor líder, regionalmente y con aspiraciones globales, lo cual radica mucho en su posición geográfica, al ser Turquía un puente entre Europa y Asia, Occidente y Oriente, ejerciendo una importante influencia en el Cáucaso, Asia Central, el Mediterráneo y el Medio Oriente. Su control sobre los estrechos de Dardanelos y el Bósforo, le permiten igualmente controlar los accesos al Mar Negro y el de Aegean.
En conclusión, aun con sus problemas económicos actuales, Turquía ha venido consolidándose como un poder emergente, dentro de la dinámica de lo que se puede llamar el retorno de los imperios al primer plano de la política mundial, algo que atestiguamos con la creciente aspiración bajo el gobierno de Erdoğan en convertirse en una versión neootomana del Imperio.
Las opiniones expresadas por nuestros colaboradores corresponden únicamente a sus opiniones y no reflejan las de Teletica.com, su empresa matriz o afiliada.